lunes, 5 de marzo de 2012

El internacionalismo y la Huelga General Indefinida en Grecia (Daniel Guerra)

Desde que estallaron las primeras luchas en Grecia como consecuencia de la actual crisis del capitalismo, hemos podido observar una creciente tendencia, con sus avances y retrocesos, hacia el internacionalismo de los movimientos sociales. Hace apenas dos años que surgió en la izquierda el debate sobre la necesidad de unificar las luchas que desde entonces se extendían por todo el continente europeo contra un mismo enemigo común: El sistema capitalista. No obstante, por aquel entonces pocos podían imaginar una jornada de lucha europea con manifestaciones y paros parciales en todo un continente coincidiendo con una huelga general en el estado español como ocurrió el pasado 29 de septiembre del 2010.

De esta forma, la convocatoria de aquella jornada de lucha europea por parte de las direcciones sindicales reformistas tomó por sorpresa a muchos de los cuadros más “revolucionarios” o “izquierdistas” del movimiento obrero que pocos días atrás criticaban y ridiculizaban consignas similares por parecerles irrealizables. Sin embargo ya vamos por la segunda jornada de acción sindical europea. A toro pasado, ya nadie se extraña, y ahora resulta que aquello no era tan difícil de imaginar.  De hecho es de todos sabido que existe una organización sindical a nivel europeo en la cual se coordinan gran parte de las principales centrales sindicales del continente, la CES, una herramienta de lucha internacional.  Como decía Schopenhauer, toda verdad pasa por tres etapas: primero es ridiculizada, luego se le oponen violentamente y finalmente es aceptada como obvia. Y en muchos casos añadiría una cuarta fase, la negación del hecho de que se ha cambiado radicalmente de opinión, algo bastante común, por desgracia, en gran parte de los teóricos de la izquierda (como si no fuesen humanos y cambiar de idea o incluso equivocarse fuese algo que los bajase de alguna especie de pedestal)

El pasado 29 de febrero tuvimos la segunda jornada de lucha europea. La tarea pendiente de los cuadros más conscientes del movimiento, una vez se ha  comprobado que una lucha internacional es posible, era intentar, desde el mismo momento en que se puso en marcha la propuesta, ir un paso más allá que las tan criticadas cúpulas sindicales y tratar de convertir la jornada de lucha europea en una huelga internacional, cada uno su país, desde sus respectivas organizaciones y plataformas,  ya sea en Portugal, España, Grecia, Italia, Bélgica, Francia… o incluso Alemania por poner un ejemplo, pues a pesar de no existir aún las condiciones necesarias para convocar una huelga general en ese país, seguro que hay más de un sector en lucha en fase de declarase próximamente en huelga, especialmente en los territorios de la antigua Alemania Oriental,  donde la crisis está golpeando fuerte y el desempleo aumenta día tras día. No niego la existencia de diferentes ritmos en la toma de conciencia entre países, ni que la crisis no esté afectando por igual y con diferente intensidad en todas partes. Hay diferentes particularidades entre estados e incluso naciones, y toda una serie de obstáculos más a superar para lograr la unidad en la lucha. Pero no son más que eso, obstáculos a superar, partiendo siempre del nivel de conciencia existente entre la clase trabajadora para intentar elevarlo. Sólo consiguiendo que todos, o el máximo número posible de trabajadores, nos pongamos de acuerdo para golpear juntos el mismo día por encima de fronteras nacionales, los trabajadores de todo el continente demostraríamos, más a nosotros mismos que a nuestro enemigo común, toda nuestra fuerza, nuestro verdadero poder.


A lo largo de ese proceso de varios años de luchas hemos sido testigos de los alzamientos de los pueblos árabes en revolución contra las tiranías impuestas, aliadas o toleradas por el imperialismo, en una espiral revolucionaria que se extendía como la pólvora por toda la zona, generando embriones de doble poder, derrocando a dictadores y dando lecciones al movimiento obrero mundial. Estas luchas permanecen hoy en día, aún no han alcanzado sus objetivos. Hemos asistido también a una espiral de indignación que ha recorrido el mundo entero desembocando, el pasado 15 de octubre,  en una jornada de lucha mundial. En Oakland se produjo un salto cualitativo en la lucha cuando la clase obrera entró en escena, convocándose una huelga general.  En Madrid y Barcelona surgieron asambleas de barrio que,  pasando de la indignación a la acción, tomaron y gestionaron edificios abandonados para alojar familias desahuciadas por la crisis y paralizando otros tantos desahucios, así como grupos de jubilados que ocuparon centros de salud para evitar su cierre… Y sobre todo, hemos presenciado,  de un país a otro, de un continente a otro y buscando alternativas sin hallarlas aún, a  multitudes que comenzaban a cuestionarse el actual sistema económico y a desenmascarar un sistema político que las clases dominantes insisten en denominar “democracia”. Las masas comenzaron a aprender lecciones dolorosas al respecto y a la vez que por doquier se iba desmantelando el estado del bienestar para beneficio de banqueros y grandes capitalistas,  banderas egipcias en las calles de Wisconsin inspiraban a los ciudadanos, banderas griegas se agitaban en El Cairo, banderas españolas en Atenas enardecían al pueblo griego, banderas islandesas avivaban las luchas en Barcelona…Y esto es sólo el principio


Al mismo tiempo, las consignas en defensa de  la huelga general indefinida, en Grecia, en el estado Español durante el 29 S y también en Francia durante la oleada de luchas del 2010 comenzaron a sonar con fuerza, y así hasta el día de hoy. Actualmente, sobre todo en lo referente a las luchas en Grecia, existen ciertos sectores de la izquierda tanto de dentro como de fuera del país que mantienen  la consigna de la huelga general indefinida. Ésta es considerada por muchos activistas como la última salida que le queda al pueblo griego. Quizás sus defensores se encuentran excesivamente convencidos del éxito de la misma y por lo tanto trabajan más en la idea de que se convoque, que en potenciar organismos de control obrero para que una vez que ésta se lleve a cabo, las masas puedan tomar el poder en el país. O tal vez olvidan el hecho de que después de la “última salida”, aunque parezca una obviedad y una redundancia,  ya no hay nada más.  Lo más probable es que la defensa de dicha consigna se deba más bien a que aparentemente es la más “radical”,  la más “revolucionaria”, o porque se cree que es la que conectaría más con la clase obrera, o al menos, con los sectores más avanzados de la misma, lo cual no es lo mismo. Cabría decidir, llegados a este punto,  a qué sector se quiere uno dirigir principalmente y por qué, aunque ése es otro tema que daría mucho que hablar. Por mi parte, tengo bastante claro que a pesar de la importancia de la dirección en una revolución, son las masas, el pueblo, quien hace las revoluciones.

Ciertamente se acerca el momento de dar un salto cualitativo en la lucha, en Grecia y también en el resto de Europa,  antes de que el movimiento decaiga peligrosamente y sufra de agotamiento. Sin embargo, ¿Cómo y en qué manera debe de producirse ése salto cualitativo para que el movimiento obrero continúe siempre adelante hasta alcanzar sus objetivos?

No me cansaré de decir que la fase superior de la lucha internacional del 15 O, de las jornadas de acción sindical europeas, de las huelgas generales y luchas que se han producido y  producen en Grecia pero también en España, Portugal, Bélgica, Italia… se llama HUELGA GENERAL INTERNACIONAL. La creciente conclusión de que la culpa de nuestros males es del capitalismo, siendo éste un sistema que opera a nivel mundial, es un factor más que nos conduce a ella. Por el otro lado, la defensa de dicha consigna, refuerza la idea y clarifica el hecho de que nuestro enemigo principal son las clases dirigentes a nivel mundial, es decir: el sistema capitalista.


En la actual situación pre-revolucionaria de Grecia, si la clase obrera se declarase en huelga general indefinida, lo cual no es improbable,  representaría una fuerte apuesta por el movimiento que terminaría o bien con una victoria revolucionaria, o bien con una aplastante derrota. No una derrota final ni permanente, pero sí contundente y duradera para el movimiento obrero griego, europeo y mundial.

No hay que olvidar que en Grecia, el segundo día de la última huelga general de 48 horas no tuvo un seguimiento tan masivo como cabía esperar.  Al mismo tiempo que crece la indignación y la rabia, hay elementos que generan cansancio y derrotismo. Se arrastran lastres que se van acumulando, la retirada del referéndum sobre el rescate se vivió como una derrota, las luchas parecen no obtener los resultados esperados,….  ¿Significa eso que el movimiento obrero griego se encuentra agotado? ¡En absoluto! El problema es que van ya demasiadas huelgas, de 24, de 48 horas, huelgas por sectores, aisladas,... para reclamar al gobierno griego lo que ningún gobierno burgués del mundo está hoy en día dispuesto a conceder si no lo toman los mismos trabajadores con sus propias manos.

Una huelga indefinida en la que se decide el pulso de la clase trabajadora contra una feroz burguesía que de ninguna manera va a ofrecer ninguna concesión importante, no puede acabar sino con la ocupación de los medios de producción por parte de los trabajadores y la gestión de los mismos mediante órganos de poder popular. La burguesía mundial no puede permitirse una derrota contra la clase obrera griega y una retirada incondicional de sus planes para el país heleno, son conscientes de que entonces, la revolución en Europa sería inevitable.

Como afirmaba Buenaventura Durruti: “
Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante:”[i]

Durruti y los suyos no sólo llevaban un mundo nuevo en sus corazones, sino también en su cabeza y en sus actos, así como el resto de los trabajadores y campesinos que ocupaban las fábricas, colectivizaban las tierras y se preparaban para tomar las riendas de su destino sin pedir permiso, favores o exigencias a ningún gobierno burgués. A medida que la burguesía destruía, ellos, como trabajadores, construían, y como personas libres, lo hacían para ellos mismos.  Si la lucha en Grecia no toma derroteros parecidos, si no se organizan los trabajadores adecuadamente, ¿Cuánto podrían aguantar los trabajadores griegos en una huelga indefinida? ¿Unas semanas? ¿Un mes? ¿Dos? ¿Tal vez tres meses de heroica resistencia?  El capitalismo intentará rendir al movimiento obrero griego matándolo de hambre, comprando dirigentes, tal vez realizando unas mínimas concesiones en un momento en que se sienta el cansancio en la huelga.

No obstante, si la marea revolucionara opta por el camino de la huelga general indefinida, ésta será inevitable. Entonces de ninguna manera los esfuerzos deberán ir encaminados a detenerla so pretexto de creer que “no se está preparado”. Vaya por delante esta idea, a riesgo de repetirme ad nauseam, con tal de que las inevitables tergiversaciones se reduzcan al mínimo posible: De producirse una huelga general indefinida en Grecia, será necesario apostar por el triunfo de dicha huelga e intentar dotar al movimiento de todas las herramientas necesarias para conseguir alcanzar sus objetivos, no de forma suicida sino conociendo que el pueblo griego ha demostrado sobradamente su disposición y arrojo contra el enemigo.

Tras todo lo expuesto, considero que la consigna de una huelga general indefinida en Grecia, junto a otras muchas de las consignas que en abstracto se dan en ese país de “revolución” o de “poder popular”, se tratan, actualmente, sin una dirección revolucionaria ni órganos de poder popular generados en las luchas y consolidados, de consignas producto de un infantilismo ultraizquierdista. En la actual situación,  sería como intentar colocar el tejado de una casa antes de construir los cimientos. Una importante derrota en Grecia sería una importantísima derrota para la clase obrera europea y mundial. No podemos permitírnoslo.

No niego que existen sectores de la clase obrera en Grecia que se encuentran organizados en comités de luchas,  por barrios, por sectores…Según las noticias que nos llegan hay auténticos embriones de poder obrero, y tenemos un ejemplo a seguir por todo el pueblo griego de ocupación obrera y autogestión en el hospital de Kilkis.


Sin embargo, esto aún no es suficiente.  El partido comunista KKE, cuyos miembros lanzaron al mundo la expresión de ¡Pueblos de Europa, Alzaos! adolece de un sectarismo muy preocupante, propio de los partidos que provienen de tradición estalinista. Los dirigentes de Syriza, en contrapartida, parece ser que correctamente se están dirigiendo y tratando de movilizar tanto a las bases de los sindicatos mayoritarios GSEE y ADEDY y a otros movimientos sociales, como a los que fueron, y aún son en algunos casos, las bases y los restos del PASOK. Es decir, se están dirigiendo a la mayoría de los trabajadores griegos, de quienes realmente depende el éxito de las luchas. No olvidemos que el PASOK ha sido un partido de masas al que en su momento votaron millones de trabajadores, que aún tiene cierto peso y que el hecho de que los últimos expulsados del aparato fueron los 22 diputados que se negaron a votar a favor del rescate es un indicio de las fuertes tensiones internas que deben existir desde las bases que tienen aún mucho que decidir en los próximos años sobre el futuro del partido, de la izquierda y de Grecia. Pero como hemos visto, más allá de ciertos embriones de poder popular, no parece haber nada más. Unos embriones que el proceso de las luchas podría desarrollar, también en el transcurso de una huelga general indefinida, pero siempre partiendo de la existencia de una dirección con un programa claro al respecto. De lo contrario, las probabilidades de que la huelga fracase y éstos sean destruidos son demasiado grandes como para no tenerlas en cuenta. 
De producirse la huelga indefinida en Grecia, será imprescindible la superación de los sectarismos y la organización de la clase obrera por barrios, ciudades, sectores... para cubrir las necesidades de la población y su resistencia. Sería preciso, sobre la marcha y como buenamente se pueda, intentar organizar a la clase obrera primero para gestionar en un primer momento a la sociedad mientras la industria, los servicios, los transportes, los abastecimientos… se encuentran paralizados. Posteriormente, para tomar el poder con esos mismos organismos de poder obrero, y mientras tanto, ir dotando al movimiento de ése programa y esa dirección de la que adolecen con la ayuda también de cajas de resistencia y sobre todo del apoyo internacional. Reconozco que expresiones como “sobre la marcha” y “como buenamente se pueda” no suenan nada bien, , y de hecho no es lo más adecuado para una revolución. Da la sensación de que todo se deja en manos de la espontaneidad y la improvisación. 

También es cierto que si el movimiento obrero organizado de base consigue  arrancar a las cúpulas sindicales huelgas generales conjuntas en varios países, es decir, pasar de acciones sindicales europeas a una huelga europea contra el capitalismo, al menos parcialmente, sumándole  muestras de apoyo a la revolución griega con actos en todas las ciudades europeas frente a las embajadas griegas y con banderas griegas ondeando en todas las ciudades del continente, podríamos aquí tener un elemento más que, de confluir con el inicio de una huelga general indefinida en Grecia, supondría un poderoso motor de arranque para dicha huelga. Los lazos internacionales del movimiento obrero griego con otros trabajadores organizados de todo el mundo y el apoyo que pueden conseguir de éstos, tanto solidario como material, es de vital importancia. De haberse realizado una huelga europea cuando se tuvo la primera oportunidad, y ya se han perdido varias ocasiones, ahora estos lazos serían mucho más fuertes y la confianza de la clase obrera en Grecia y en el resto de Europa en sí misma sería cualitativamente superior, se habrían generado unos precedentes y una experiencia de lucha internacionalista importantes y seguramente, de haber surgido de la misma comités de huelga, de trabajadores, de estudiantes… con enlaces internacionales para coordinar las luchas entre países, contaríamos ahora con nuevas herramientas organizativas al servicio de nuestra clase que superarían las fronteras nacionales.

En resumidas cuentas, el problema actual de las luchas en Grecia es el siguiente: Que  las revoluciones no esperan a que los dirigentes consigan construir un partido, un programa y a que organicen al movimiento obrero para la gestión de la sociedad, igual que el río no espera a la construcción de diques y muros de contención para poder desbordarse.

No sólo los griegos se la juegan en una posible huelga indefinida, sino toda la clase obrera europea. Preparémonos los trabajadores de todo el mundo para salir a las calles en apoyo del pueblo griego, para organizar comités de ayuda en nuestros países para los trabajadores de Grecia, crear cajas de resistencia en nuestros centros de trabajo, de estudios, nuestras organizaciones...no para darles limosna, que no la quieren ni necesitan, sino para financiar una lucha que también es la nuestra. Pidamos también a los gobiernos de América Latina que se enfrentan hoy a los intereses del imperialismo un apoyo solidario y material a estas luchas. Nuestros corazones están en Grecia. En Atenas se defiende hoy a Lisboa, Roma, Madrid, El Cairo, Caracas…y a los oprimidos de todo el mundo ¡NO PASARAN!

Daniel Guerra.  
5 de marzo del 2012
Publicado en:
Gente de Arte: http://gent-ede-arte.com/el-internacionalismo-y-la-huelga-general-indefinida-en-grecia/

Kaos en la red: http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/10384-el-internacionalismo-y-la-huelga-general-indefinida-en-grecia-daniel-guerra.html



[i] Entrevista a Durruti por Van Passen,  periodista del Toronto Star, justo antes de partir en columna para la liberación de Zaragoza. Barcelona, 24 de Julio de 1936.